jueves, 22 de noviembre de 2012

Entre palabras, y la vida misma..

    
    Será que la lluvia me inspira, o será que hoy estoy inspirada? 
  Como siempre, no se muy bien de qué quiero escribir, pero de pronto me llegan esas ganas de expresarme, se me llena la cabeza de palabras que irrumpen en mis pensamientos. Es como si el agua de una cascada cayera sobre mi.. pero en vez de agua, son palabras. Tal vez la lluvia me llevó allí.

   Nunca creí que iba a amar tanto el arte de la palabra, que las letras y los sentidos iban a ser tan importantes para mi. Incluso cuando aparecen esos silencios contundentes, es que uno siente la no palabra, y ese vació que se genera, a veces tortuoso, y a veces aún así, necesario. 
   El domingo a la mañana, como fabulosamente suele sucederme, me pasó algo anecdótico. Resulta que estaba andando en rollers, y como estaba practicando patinar para atrás, le pedí a mi hermano mayor que me filmara, para poder verme y corregir los errores. De pronto, aparece en mi camino, una mujer mayor andando en bicicleta; por cierto, de esas bicis que atrás en vez de una rueda, tienen dos, tipo carrito. Esta mujer vestía una camisa de gasa violeta brillante, bermudas de jean, zapatillas, lentes de sol y un sombrero blanco, tipo piluso. Mi hermano, artista innato, cuando pasó la mujer por su lado, dejó de filmarme a mi, y la filmó a ella, y ella, como se dio cuenta, dio la vuelta y volvió a pasar por nuestro lado. 
    Al pasar le dijo "en vez de sacarme fotos a mi, sacale fotos a ella, mira que chica joven tenés ahí", a lo que le contestamos, entre mi hermano y yo, "Ud. es una divina, cómo no le vamos a sacar fotos?", y ella contestó "pero yo tengo 75 años! no hay nada que fotografiar!"... los tres nos reímos, y cada uno siguió su rumbo. 
   Por supuesto que esto fue en fracciones de segundos. Las palabras fluyen tan rápido que muchas veces uno no tiene tiempo de detenerse a pensar qué se dice. Yo continué patinando, esta vez ya empecé a darle la vuelta al parque, mi hermano comenzó a andar en su skate, y su novia le agarraba la mano a andar en rollers. 
    De pronto, vuelvo a cruzarme con esta mujer, y al pasar ella me dice "ojalá tuviera tu edad para hacer lo que hacés vos", y tal como lo dije antes.. no supe qué contestar en esa fracción de segundos que nos cruzamos.. Claro.. ella iba andando en bici, y yo en rollers, pero en sentidos opuestos. Sus palabras me dejaron pensando, y sinceramente lo que se me vino a la cabeza inmediatamente después fue, "Qué bien está esta mujer, ojalá yo llegue así a los 75!!". Por lo que decidí decirle eso cuando volviera a cruzarla. Y así fue. Pero esta vez fue ella la que se quedó sin saber qué contestarme, nos cruzamos, nos sonreímos y seguimos. 
    Ya se sentía que entre ella y yo fluía energía especial, algo nos teníamos que decir, algo nos teníamos que quedar. Algo tenía que pasar. Y si, así fue. La tercera es la vencida. Cuando nos volvimos a cruzar, ella directamente frenó su bici, y me llamó, "vení, vení" me dijo, extendiéndome la mano, ya que yo acababa de pasar a velocidad por su lado. Por supuesto volví a ella, y entonces escuché:
   "Sabés que pasa... a mi me encanta andar en bici, y por lo menos salgo a pasear". 
A lo que le contesté: "Me parece bárbaro, es muy lindo, ojalá llegue así a su edad, se la ve muy bien!" Ella me dice: "vas a llegar así o mejor.. yo además hago de todo, con mis 75 años, aún trabajo!! OJO! no porque quiera, sino por necesidad, con una jubilación de $1600, no se hace nada hoy, esta Cristina nos paga una miseria, así estamos...
Y yo le contesto: "Y si, la verdad que es una vergüenza, que los jubilados no puedan vivir bien, después de toda una vida de esfuerzos" 
A lo que ella me responde: "¿sabés lo que te da bronca? que nos tome de boludos, que no quiera ver la realidad, nuestra queja.. nadie le dice que no hizo cosas bien, como así también otras mal.. no puede ser perfecto un mandado, y eso está todo bien.. Pero la soberbia con que nos habla, se cree que somos estúpidos, nos toma por pelotudos, y lo peor de todo, es que no nos escucha.. Pero bueno, así estamos! Igual, a pesar de todo, por suerte yo estoy bien, y sobre todo, tengo salud!". 
    
    Acá es donde los conocimientos adquiridos en tantos años de facu, se me vinieron a la cabeza, y el haber transitado por una materia como "psicología de la tercera edad y vejez" se me hizo presente. El discurso de la vejez me vino a la mente, esta concepción que se fue instaurando, acerca de que ser viejo está en relación a la [salud-enfermedad], lo acababa de escuchar en palabras de esa mujer. Por lo que no podía quedarme a escuchar simplemente eso, que ella por suerte tenía salud, así que decidí darle un giro a todo esto, y le respondí: 
 "bueno, eso está muy bien, que tengas salud, pero.. vos, vos cómo te sentís, cómo estás?" y fue mágico, porque parece que mis palabras eran algo a lo que no estaba muy acostumbrada a escuchar. 

   Me sonrió y me contestó: "Y mirá... mas o menos, ya llega Diciembre, y Diciembre es un mes triste para mi, es el mes en que murió mi marido, ya hace mucho que eso pasó... mi marido se enfermó de muy joven, tenía 30 años cuando se le descubrió un hematoma detrás del ojo, y bueno, pasó por 7 operaciones, y por suerte vivió 24 años más. Yo siempre estuve a su lado, fue mi gran amor, bah.. mi único amor, no es como ahora!! Yo me casé en la época que era por obligación... pobre Enriquito, tuvo que esperarme... Ahora no es como antes, antes tenías que llegar virgen al matrimonio, ni podían tocarte, no sabías con quien te casabas, qué pelotuda! Pero eran otros tiempos!!” (Nos reímos). Y continua.. “Y bueno, a Enriquito lo ayudé siempre... lo ayudaba a bañarse, lo ayudaba a hacer sus ejercicios... siempre estuve con él... Y ahora, igual, si bien estoy sola, vivo sola, acá en La Boca, pero no me siento sola. Tengo amigas, y familia, disfruto de la vida.. Hoy por ejemplo, me vine desde mi casa caminando hasta acá!!! son como 40 cuadras! Y la bici la pase a buscar por la casa de mi sobrino que vive por acá, él me la guarda en el deposito del edificio. Y vos, ¿por donde vivís?

   A lo que le respondo: “yo vivo en Avellaneda, cerca del Shopping, conocés?” 
   y me contesta: “Uyyyy.. yo viví en Avellaneda hasta que me casé, si, cómo no voy a conocer! Y mi marido tiene el nombre de una escuela, pero no fue el fundador de ahí, su tio abuelo fue, y mi marido llevó su nombre. Pero bueno, es larga la historia y no te quiero hacer perder más tiempo!”. 
   A lo que le digo “No, no es perder tiempo, fue muy grato escucharla”... 
  Me contesta “No me llames de tu, tratame de vos”. 
  Y le digo, “bueno, ¿cómo te llamás?” 
  Responde: “María Inés, y vos
  Contesto: “Melisa Cintia”. 
  Y me dice: “Ayy que bello nombre, como esa planta que es medicinal...” 
  A lo que me contesto “Si, también significa miel en griego”. 
  Y finalmente termina: “Y si, se nota que sos dulce. La verdad que te agradezco mucho por el tiempo que me diste, muchas gracias por escucharme. Mucho gusto, fue muy lindo conocerte Melisa.” 

   Por supuesto le dije mas o menos lo mismo, que el gusto había sido mio. Nos dimos un beso en la mejilla, y cada una siguió su rumbo. Luego no nos volvimos a cruzar por la plaza.

   La verdad es que pensando en las palabras, diganme sino son mágicas, sino tengo motivos por amar el arte del psicoanálisis! Maravillosas las palabras, los sentidos y las historias. La vida misma, las construcciones, las posiciones subjetivas que tomamos. En fin, espero que les guste este pedacito de historia, de una anécdota llena de vida, de pasado, de presente, de contingencias como la política, economía, salud, amor... Un recorte de la realidad misma.

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